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Representaciones negativas de las ratas en la historia

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    Blog historia animal
  • 4 oct
  • 6 Min. de lectura

…la rata, cargada de los símbolos más contradictorios, 

sigue siendo una gran desconocida, una acusada permanente, 

un exutorio en el que cristalizamos todos nuestros malos pensamientos (Dansel, 1979, p. 3).



Don’t feed rats.  Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. Domestic Operations Branch. Bureau of Special Services. 1944.
Don’t feed rats.  Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. Domestic Operations Branch. Bureau of Special Services. 1944.


Hace algunos años, durante una conversación casual en la que un grupo de mujeres hablábamos sobre películas infantiles, una de ellas mencionó que su favorita era Ratatouille (Bird, 2007), el filme de Disney Pixar donde una rata parisina, desafiando las expectativas de su denostada especie, se convertía en un exitoso “Chefcito” que, no sin antes transitar por una serie de aventuras, terminaba por conmover con su talento culinario hasta al más difícil de los comensales. Otra interlocutora no tardó en hacer patente su disgusto por la película: “Son ratas, qué asco. Y esa escena en la que todas se meten a la cocina para ayudar a la rata protagonista, no la soporto, no puedo ni verla”.  –Pero se bañan y desinfectan antes de ayudar, afirmé. “¿Y eso qué? Son ratas”.


Esta experiencia me hizo reflexionar, pues hasta ese momento no había notado que esta película solía producir expresiones de desagrado, algunas muy sutiles, casi imperceptibles y otras, como la anterior, enfáticas y contundentes.  No dejaba de darme vueltas en la cabeza por qué si en Ratatouille las ratas se higienizaban, eran esponjositas y apacibles, no producían en algunas personas sentimientos semejantes a los que solían generar otros animales de Disney -el mismísimo Mickey Mouse, por ejemplo, que además es un ratón, no una rata-, cuyas animaciones tienden a suavizar sus características y generar simpatía, salvo que se trate de un personaje antagónico y malvado.


Hace unos meses me topé con un documental gracias al cual estas inquietudes encontraron un cauce.  “Impopular y desconocida: la rata de ciudad” (Wischnewski, 2024), muestra los resultados de diversos proyectos enfocados en las ratas de ciudades como Vancouver, París, Helsinki y Berlín. En estas investigaciones se conjugan disciplinas como arquezoología, historia, biología, ecología, etología y genética, para indagar acerca de los riesgos sanitarios que representan las ratas, desde transmisión de enfermedades hasta implicaciones sanitarias y ecológicas en los métodos para exterminarlas. A la par, se expone que las representaciones culturales negativas de Occidente contribuyen a la falta de conocimientos suficientes y fundamentados sobre las ratas.


En general, los resultados de estas investigaciones, apenas iniciadas en la década de 2010, ponen en tela de juicio añejas y arraigadas ideas.  Por ejemplo, afirmar que a mayor población de ratas aumentan los riesgos para la salud de los humanos. El número de ratas no produce estos riesgos, sino las dinámicas sociales (condiciones precarias que vulneran la salud de determinados sectores) y las políticas públicas (mala gestión en los procesos de desechos orgánicos producidos en exceso). Incluso, el exterminio de ratas con sustancias químicas tóxicas implica un mayor riesgo para la salud, pues esto provoca la afectación a otros organismos vivos a través de las aguas residuales generadas en el drenaje donde las ratas suelen habitar. 


Si los métodos de exterminio albergan semejantes peligros, ¿por qué no se han planteado otras estrategias enfocadas más bien a la coexistencia? ¿Por qué se ha perpetuado el paradigma del exterminio como el mejor y único método para combatir a las ratas? Como se muestra en el documental, la respuesta puede estar en que las ratas han constituido un elemento unificador en las sociedades occidentales para representar lo sucio, maléfico e indeseable, el enemigo interno o externo. Japoneses, nazis y judíos durante la Segunda Guerra Mundial para sus respectivos opositores, o bien estadounidenses durante la Guerra Fría, todos han sido representados como ratas.



Good tools get at the rats. Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. c. 1942-1943.
Good tools get at the rats. Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. c. 1942-1943.


Three Blind Rats!  Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. c. 1942-1943.
Three Blind Rats!  Office for Emergency Management. War Production Board. EUA. c. 1942-1943.


Como señalan algunxs investigadores de los citados proyectos, resulta poco atractivo indagar sobre un animal cargado de representaciones negativas, pues conlleva confrontar prejuicios y sesgos personales y sociales, que pueden, por ejemplo, incidir en la elección del tema de estudio o en dificultades para investigar, como es el caso de conseguir trampas para capturar ratas sin lastimarlas en un mercado en el que la norma es matarlas y exterminarlas. 


Para alguien como yo que se ha propuesto investigar acerca de la historia de los animales, hasta ahora las ratas no figuraban ni por asomo en mi horizonte y eso me condujo a plantearme algunas preguntas: ¿hasta qué punto esto se debe a que llevo inserto el imaginario de la rata como enemiga del ser humano? Así como relata Michele Dansel, especialista en literatura y civilización francesa, fundador y presidente de la Academia Internacional de la Rata, en Nuestras hermanas las ratas (1979), quizá durante la infancia mi madre me infundió las imágenes de ratas gigantes que mordían y transmitían enfermedades para persuadirme de acercarme a ellas. A su vez, esto me hizo pensar, ¿Cuándo y cómo surgieron las ideas predominantes sobre las ratas en Occidente? ¿Por qué se propagaron esas ideas y cómo han influido en la percepción histórica sobre las ratas? ¿Cómo se construyen las representaciones negativas de algunos animales y qué las hace perdurar a pesar del tiempo? ¿Cómo afectan su relación con los seres humanos y su rol histórico? Y, finalmente, si las ratas nos acompañan desde los albores de la civilización, lo que seguramente no cambiará en el futuro,  ¿Podríamos deconstruir su representación negativa a la luz de nuevos hallazgos?, ¿Cómo impactaría esto la interpretación acerca de las ratas en la historia?


Mi primer y único referente histórico sobre las ratas, al igual que el de muchas personas, es la peste negra (Cueto, 2000). Por supuesto, es negativo.  Probablemente el auge de la representación negativa de las ratas haya ocurrido después de señalar a la rata negra (Rattus rattus) como causante de la peste bubónica, hasta ahora, la más devastadora pandemia en la historia de la humanidad que arrasó con un tercio de la población europea durante el siglo XIV, a finales de la Edad Media. En casos de ciudades europeas afectadas por la peste negra, se ha cuestionado esta hipótesis al identificar que el vector de esta enfermedad fue la pulga (Xenopsylla cheopis). Es decir, fue la pulga y no la rata quien alojó y transmitió el virus a los huéspedes que la desarrollaron (Davis, 1986). De hecho, la primera víctima de la peste es la rata, pues en los lugares donde se presentó la peste, antes que una epidemia se desarrolló una epizootia: primero se morían las ratas y después las pulgas saltaban a las personas para asegurar su prevalencia como especie. El punto con la transmisión era la convivencia cotidiana entre pulgas, ratas y humanos en espacios cerrados. No obstante, en el ámbito científico continúan las investigaciones para determinar si las ratas son responsables de propagar ésta y otras enfermedades como la leptospira, transmitida por una bacteria que también puede estar albergada en la orina de perros y gatos.  El tema genera controversia y el consenso parece lejano.


La bióloga y genetista Aude Lalis reconoce que antes de formar parte del Proyecto Armageddon en París, sabía muy poco sobre las ratas e incluso les tenía cierta aversión que estaba alimentada por su historia familiar, por ideas infundadas y rumores, aunque gracias a este proyecto de investigación su perspectiva había cambiado (Wischnewski, 2024).  Su experiencia muestra la posibilidad de generar alternativas para transformar la representación negativa de las ratas al desmantelar ciertas creencias a partir de nuevos y fundamentados conocimientos. Curiosamente, Lalis también menciona que la percepción sobre las ratas estaba cambiando poco a poco entre los parisinos, lo que, en su opinión, se debía en buena medida a la película Ratatouille.


Bibliografía:


Cueto, Marcos (2000). El regreso de las epidemias. Salud y sociedad en el Perú del siglo XX. Instituto de Estudios Peruanos.


Dansel, Michel (1979). Nuestras hermanas las ratas. Tusquets.


Davis, David Edward (1986). The Scarcity of Rats and the Black Death: An Ecological History, The Journal of Interdisciplinary History, 16(3) 455-470.


Wischnewski, María (2004). Impopular y desconocida: la rata de ciudad. DW Documental. Disponible en línea en: https://www.youtube.com/watch?v=T2ZP2OeWQFw&t=1671s


Bird, Brad. (2007). Ratatouille. Disney Pixar.



Laura Rojas Hernández, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional Autónoma de México.


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