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El cuerpo somático: animalidad-humana en la tradición mexicana

  • Foto del escritor: Blog historia animal
    Blog historia animal
  • 12 nov 2024
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 4 dic 2024


“La danza del venado en el Museo Nacional de la Máscara”, San Luis Potosí, 2020.


El cuerpo en la Euromodernidad


La fractura metabólica, que separa cultura y naturaleza, se refleja en el dualismo cartesiano cuerpo-alma. Esta separación lleva a negar la animalidad humana para justificar una "segunda naturaleza" que reprime al individuo bajo motivos civilizatorios. Autores han debatido si la naturaleza del hombre es buena, mala o circunstancial. Nietzsche, propone que el cuerpo es el núcleo ontológico, sugiriendo que nuestra identidad se basa en la significación del cuerpo (Castillo, 2012). En la modernidad, este cuerpo se convierte en una prisión foucaultiana, donde la represión se interioriza a través del superyó, sin necesidad de un agente estatal. En ese sentido, el ser se constituye directamente sobre la significación de su propio cuerpo. En la modernidad occidental, el cuerpo es una prisión foucaultiana en el cual se puede prescindir de un agente del Estado que directamente se encargue de ejercer la represión, ya que se encuentra interiorizada en lo que el psicoanálisis llamó el superyó.


La cuestión del lenguaje


A modo de supervivencia, el animal humano ha optado por la ilusión de ordenar el caos natural. Es decir, clasificar todo lo que le enfrenta en clases y tipos, para así nombrarlo y domesticarlo. “Pero el mundo nos propone innumerables clasificaciones y no nos impone ninguna. De aquí que cada pueblo cortase el volátil mundo de modo diferente” (Danilovic, 2016). La taxonomía se ha encargado de reducir las posibilidades infinitas del mundo natural a reinos con características y formas estáticas, las plantas son plantas porque no son animales ni hongos. Esta separación logocéntrica entre nosotros y el resto divide el imaginario del cuerpo humano, separado del cuerpo interespecie. En ese sentido, el cuerpo humano se separa ontológicamente del cuerpo animal y en la cotidianidad de su burbuja civilizatoria, todo lo corporal está normativizado, según los modales del buen ciudadano, hay modos correctos de caminar, comer, de dormir, de tener sexo, de dar y recibir afecto físico, etc, circunstanciales a la cultura y a los ámbitos públicos y privados. Todo lo que salga del cuerpo humano normado toma un tinte monstruoso, de igual manera las expresiones corporales humanas vistas en animales provocan terror, el cual se expresa en leyendas folclóricas de seres supranaturales antropozoomorfos. Este tercer cuerpo, el monstruo, ya no está sujeto a la formalidad limitante, sino que, sumergido en sinergias, el cuerpo animal contenido en él obtiene la autoridad para tomar formas y hacer cosas restringidas para el cuerpo humano.


El cuerpo somático


Edmund Husserl presenta una posibilidad de trascender las barreras del lenguaje desde la somatología (se refiere a ella en Fenomenología y fundación de las ciencias), la ciencia del organismo animado cuya área de estudio son las dinámicas vitales, los patrones de movimiento compartidos, empezando en primera persona desde el organismo propio visto no como un cuerpo aislado sino como una materialidad orgánica orquestado por otros cuerpos, semejante al monismo propuesto por Spinoza (Danilovic, 2016: 10). Para el cuerpo somático, su cuerpo no termina con su piel, sino que, debido a las relaciones simbióticas con el ecosistema que se establecen a modo de supervivencia, podría decirse que los sistemas internos de los cuerpos no están aislados de los sistemas externos del cuerpo universal, siendo que un proceso tan básico como la respiración no empieza ni termina en los pulmones, sino que se sale del cuerpo animal y se continúa en los cuerpos de las plantas.  “Cuando lo que aparentemente está fuera de lo humano nos compone (L. Margulis), cuando comprendemos que nuestra carne es una orquestación de otras (D. Haraway) y que encarnamos una expresión vital de entre interminables posibilidades (E. Coccia), la distancia  entre  el  observador  y  el  objeto  observado  se  reduce  drásticamente  y  las  taxonomías  heredadas  se  transforman  dejando  paso  a  otros  métodos  de  comprensión  de  nuestra  ontología  animal” (Danilovic, 2016: 10). Otras ontologías son posibles.


Danzas rituales en la tradición mexicana


El ritual es el modo de tránsito para acceder a este cuerpo somático. Un ejemplo se encuentra en la ceremonia de danza de luna mesoamericana, en la cual, tras cuatro días de ayuno y temazcales para inducir a los cuerpos en un estado de trance, el último día se les atavía a los cuerpos danzantes de sus animales nahuales y se imitan miméticamente sus movimientos, accediendo a manera de posesión oracular a lo animal dentro de lo humano.


Otro ejemplo de lo anterior se encuentra en la danza del venado practicada al norte de México, en la cual, el danzante se ajusta una cabeza disecada de venado por encima de su propia cabeza humana, así como un cinturón de pezuñas de venado y cascabeles sobre una faja a la cintura. Acompañando su caminar con sonajas de calabaza y coyoleras las cuales musicalizan los movimientos miméticos del cuerpo que deben de ser cautelosos y juguetones. La danza lleva una narrativa en la cual el danzante- venado salta libremente hasta que es alcanzado por la flecha de un cazador e inicia una lucha con la muerte hasta desvanecerse. El cuerpo inicialmente humano del danzante, una vez inducido en trance por los instrumentos que los acompañan, especialmente el tambor que marca las palpitaciones de su corazón reduciendo su ritmo hasta el silencio, funciona como médium del espíritu del venado, animal sacrificial por tradición. De esta manera, la muerte del animal sacrificado no es una muerte utilitaria desde una relación de poder con el cazador, sino que se reconoce y encarna el dolor y la muerte en el cuerpo propio, el sacrificio del animal es el sacrificio del humano, creando así una relación sacra de compartición de cuerpos.


Bibliografía


Castillo, Rafael (2012). “Vanessa Lemm (2010). La filosofía animal de Nietzsche: Cultura, política y animalidad del ser humano”, Signos Filosóficos, No. 27, Vol. 14, s. p.


Danilovic, Mirjana (2016). El concepto de danza entre los mexicas en la época posclásica, Tesis de Doctorado en Historia, México, Universidad Nacional Autónoma de México.



Daniela Mariana García, estudiante de la Licenciatura en Estudios Latinoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México.

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